06 Ago La tabla de San Benito, del antiguo retablo de San Bruno, regresa a la provincia de Castellón
El pasado 20 de julio la casa Ansorena subastó en Madrid una tabla pintada por Francisco de Osona, figura clave de la pintura valenciana del primer Renacimiento, y que pertenecía al retablo de San Bruno de la Cartuja de Valldecrist en Altura. En la obra, datada por Ansorena alrededor de 1514, se puede apreciar a San Benito sobre un fondo dorado profusamente decorado, donde aparece representado de cuerpo entero vistiendo el hábito negro de la Orden benedictina.
El retablo de San Hugo y San Bruno quedó desmontado tras el proceso desamortizador del XIX, pasando sus tablas a formar parte de diferentes colecciones públicas y privadas, como el Museo de Bellas Artes de Castellón, el Museo Catedralicio de Segorbe, la colección Masaveu, o la colección del pintor Ignacio Pinazo, de la que procede la tabla subastada, y donde se conserva todavía otra tabla similar que representa a San Bernardo.
Por fortuna, casi 200 años después, el Estado, a petición de la Generalitat Valenciana, ha ejercido su derecho preferente y ha adquirido la tabla, que pasará al Museo de Bellas Artes de Castellón, para reunirse con otras pinturas del mismo retablo que ya se custodian allí.
El retablo de San Hugo y San Bruno ya se había reunido, casi por completo, con motivo de la exposición «La Memoria recobrada. Pintura valenciana recuperada de los siglos XIV – XVI», que se celebró en el Museo de Bellas Artes de Valencia entre octubre de 2005 y enero de 2006, donde se planteó la reconstrucción principal del conjunto de tres calles.
Preside el centro del retablo la pintura de San Bruno (conservado en el Museo Bellas Artes de Castellón), flanqueada a izquierda y derecha por las figuras de cuerpo entero de San Benito y San Bernardo, ambos en la Casa Museo Pinazo, que pertenecieron al pintor Ignacio Pinazo.
El segundo cuerpo del retablo está formado por tres tablas, con asuntos de cada uno de los santos representados en el cuerpo principal. En el ático del centro se representa a San Bruno ante el cadáver de San Raymond Dicrés (Museo de Bellas Artes de Castellón) y en las calles laterales a la izquierda San Benito otorgando su regla (también en Castellón) y a la derecha, la Virgen con el Niño y San Bernardo (Colección Masaveu de Oviedo).
A este conjunto cabría añadir dos fragmentos del guardapolvo de este retablo que representan a San Vicente Mártir y a dos monjes cartujos, junto a un San Gregorio de pie, custodiados todos ellos en el Museo Catedralicio de Segorbe. Y recientemente también se postula que forman parte del mismo dos tablas de los santos Abdón y Senén expuestas en la Welcome Collection de Londres, (dedicada a la medicina, a la ciencia y al arte) desde que en 2019, el historiador José Gómez Frechina, antiguo conservador del Museo de Bellas Artes, se las atribuyera también a Osona, por el estilo y por la coincidencia de burilados con las tablas referidas de Segorbe, aunque esta atribución despertó un gran debate, pues el director y conservador del museo catedralicio segorbino, David Montolio, ponía en duda dicha procedencia.
El pintor valenciano Francisco de Osona (c. 1465-1514?), hijo natural de Rodrigo de Osona, comenzó a trabajar con su padre a partir de 1485. De su colaboración quedan testimonios documentales en el Retablo de San Dionísio de la Catedral de Valencia (1500). Si el estilo de Rodrigo de Osona se reconstruye a partir de sus obras tempranas, como el retablo de la Crucifixión de San Nicolás de Valencia, el de su hijo Francisco, fallecido antes que su padre, parte de obras más tardías como la Adoración de los Magos (Victoria and Albert Museum de Londres), firmada por él hacia 1505, donde se percibe el mayor interés de Francisco de incorporar elementos del repertorio Renacentista. En las obras en las que colaboraron padre e hijo no es fácil diferenciar entre uno y otro, por lo que se les suelen adscribir a los dos, como sucede con las ocho tablas de los Osona que posee el Museo del Prado de Madrid.
En Segorbe, además de las tablas ya citadas, se conserva también otra pintura suelta de pequeñas proporciones (97 x 49 cm) de un desaparecido retablo, donde se representa la Huída a Egipto, en una escena con fondo de un paisaje abierto, con montañas con cortes de rocas fantásticas, árboles y plantas.
José Ángel Planillo Portolés