03 Ago Joan Reixach y el retablo de la Iglesia Mayor de Valldecrist
Como parte de las jornadas «Valldecrist: ámbito de culturas 2021», programadas por la Asociación Cartuja de Valldecrist durante los días 30, 31 de julio y el 1 de agosto, Francisco Gimeno Blay (Catedrático de Paleografía y Diplomática de la Universitat de València) presentó los resultados de una reciente investigación que esclarecen algunos de los enigmas que todavía presentaba para los investigadores el retablo que Joan Reixach pintó para la cartuja de Valldecrist.
La investigación llevada a cabo por Francisco Gimeno surgió de un afortunado hallazgo mientras indagaba en el Archivo Histórico Nacional de Madrid sobre un monje que formó parte de la congregación de Valldecrist en el siglo XV. En ese momento, mientras leía el manuscrito correspondiente a la contabilidad del monasterio de mediados del siglo XV (Archivo Histórico Nacional, Clero libros, 2642, sin foliar), dio con el registro contable del pago por el retablo de Joan Reixach.
En primer lugar, Gimeno, encontró una referencia del 16 de febrero de 1458 en la que el prior Antonio Oliver registra la compra de 33 metros de tela verde para cubrir el retablo de la Iglesia Mayor, lo que indica que la pieza ya estaría instalada. En el mismo asiento se apunta a que también se compraron dos panys o faldones de tela para cubrir la predela. Seguidamente, en el asiento correspondiente al día 26 de febrero de 1458, se registró el asiento de pago de las cantidades satisfechas por el prior relacionadas con la pintura del retablo de la Iglesia Mayor.
Entre las aportaciones que hace Gimeno al conocimiento del diseminado retablo están la de establecer una cronología más o menos clara de su elaboración, establecer el precio que costó, aportar el nombre del fuster que trabajó en la mazonería y poner nombre y apellidos de los principales artífices del retablo.
En primer lugar, la cronología se establece gracias a que el texto apunta que los acontecimientos relatados se dieron ocho años antes de la fecha en que se escriben, es decir, hacia 1450. Seguidamente, determina que el retablo costó un total de 3.881 sueldos y 4 dineros, de los que la Cartuja únicamente aportó 281 sueldos y 4 dineros. Del montante total, 386 sueldos fueron destinados a pagar los servicios de Fernando Gonsalves, uno de los carpinteros más importantes de la Valencia de mediados de siglo, encargado de hacer la mazonería y el resto al pintor Reixach. Finalmente, se remarcan los nombres de los benefactores que hicieron posible la fábrica del retablo. La primera fue Úrsula Saraçola, viuda de Francisco Saraçola, quién dio 660 sueldos al presbítero de la Catedral de Valencia, Andreu García. Este religioso fue el encargado de contactar con el fuster y con el pintor. Tras la muerte de Úrsula, Johan Royc de Moros pagó 3000 sueldos para terminar de pagar a Reixach.
Con todo esto, Gimeno ha logrado componer un contexto histórico muy rico para envolver el primer retablo mayor de Valldecrist, llegando a averiguar cómo fueron recompensadas espiritualmente las tres personas que hicieron posible la obra. Por un lado, a los laicos Úrsula Saraçola y Johan Royc, se les compensó tras su óbito con Trienarios ‒30 días de misas en su honor‒, y por otro lado, a Andreu García se le compensó con Trienarios y con un Anniversarium Perpetum, mediante el que todas las casas de la orden debían celebrarle una misa el 13 de noviembre de cada año. Esta información la ha extraído de la Carta Capituli Generali Anni MCCCCLIII, albergada en la Biblioteca Nacional de París.
No está de más apuntar que gracias a la aportación de Gimeno Blay, se entiende mejor por qué la Virgen de los Ángeles aparece acompañada por san Francisco y santa Úrsula, patrones de la primera comitente y de su difunto esposo. También Gimeno, haciendo una lectura de los escudos heráldicos de la polsera del retablo determina que estos no concuerdan con el resto del mismo, por lo que todo apunta a que se trata de dos retablos diferentes.
Javier Martínez Marqués