02 Jul Vicente Górriz Marqués, un hombre enraizado a esta tierra
Sencillo y al mismo tiempo profundo, perspicaz y no pocas veces socarrón, magistral, en el auténtico sentido de la palabra, el que ejerce con maestría y pericia en todos los ámbitos de la vida, pero sobre todo cercano, muy cercano y afable. Hoy ha muerto un maestro inolvidable, Vicente Górriz Marqués (Altura, 1942 – Segorbe, 2022), un ciudadano convencido en la fuerza de la política para conseguir un mundo mejor, más justo y solidario, y un creyente en la cultura como herramienta de cambio. Un hombre amante de su tierra, de sus amigos, de su familia.
Vicente Górriz Marqués fue ante todo maestro, dedicó toda su vida a enseñar dentro y fuera de las aulas, pasando por todas las etapas educativas y adquiriendo una dimensión pedagógica que le permitió una gran cercanía con el alumnado. Cuando todavía no había cumplido los veinte años Vicente ya se encontraba en el colegio de El Toro. Después, simultaneando trabajo y estudios, se licenciaría en Geografía e Historia y aprobaría las oposiciones de profesor de Bachillerato, accediendo al Instituto Ntra. Sra. de la Cueva Santa de Segorbe, el centro educativo que marcaría definitivamente su vida. Vicente llegó al Instituto Cueva Santa en las postrimerías del franquismo, cuando todavía era muy difícil expresar con libertad opiniones e ideas, cuando los métodos de enseñanza seguían anclados en la memorización por repetición. Y frente a un escenario tan poco motivador para un joven profesor, Vicente buscó dotar a sus alumnos de instrumentos que les permitiera ser más autónomos y críticos con la sociedad que les rodeaba. En el año 1982 accedió a la dirección del Instituto, en un momento trepidante, donde nuevas generaciones de profesoras y profesores implementaban nuevas técnicas y enfoques de enseñanza y aprendizaje. Durante trece años Vicente tuvo la fortuna de asistir en primera persona y pilotar un cambio educativo enriquecedor, hasta que en el año 1994 fue nombrado Director Territorial de Educación de la provincia de Castellón. Posteriormente, volvería a pie de aula, como a él le gustaba decir. Se trasladó al Instituto Alto Palancia, cuando a ese centro educativo se trasladaron los Bachilleratos y allí permaneció hasta cumplir los setenta años. Pocas carreras docentes han sido tan longevas como la de Vicente, más de cincuenta años enseñando y aprendido con sus alumnas y alumnos, transmitiéndoles la certeza de que la cultura y el saber permiten construir un mundo mejor. Cincuenta años enseñando los cambios de la Historia, la complejidad espacial de la Geografía, de la siempre le gustaba remarcar que era especialista, y, sobre todo, la belleza del Arte, la asignatura donde se sentía más cómodo.
Su idealismo político comenzó a vislumbrarse vinculado a un activismo cultural desconocido a finales de la década de los setenta, guiando -junto con Miguel Ángel González y Armando Carbó- unas novedosas y motivadoras Semanas Culturales. Con ellos, se alumbraba una nueva generación de políticos que de manera natural, sin estridencias ni conflictos internos, como parte del carácter conciliador y pragmático de Vicente, se incorporaron a la Ejecutiva Local del PSPV-PSOE en 1981, en respuesta al golpe de estado del 23 de febrero. Su compromiso, nunca fue esquivo, liderando como secretario general la comarcal del PSPV-PSOE del Palancia-Mijares, asumiendo la responsabilidad más próxima a los ciudadanos, como concejal de los ayuntamientos de Altura y Segorbe. Y en 2004, como un satisfactorio colofón a su carrera política, fue elegido secretario de cultura de la ejecutiva local del PSPV-PSOE de Segorbe.
Es precisamente en el mundo de la cultura donde se hace más reconocible su personalidad. Ya en 1984, junto a Ramón Rodríguez Culebras y otras figuras sobresalientes de la comarca, creaba el Centro de Estudios del Alto Palancia (CEAP), una institución que se constituiría en instrumento imprescindible de la vertebración cultural comarcal, de la que Vicente siempre fue uno de sus valedores más firmes. El campo de la cultura, que tanto estimó y respetó, le llevó en el año 1992 a la presidencia de Bancaja Segorbe y de la Fundación Cultural del mismo nombre, siendo reelegido en 1996 como presidente de la comisión delegada de la Fundación Bancaja en Segorbe. Entre los muchos logros que se consiguieron durante su presidencia de la Fundación, debe destacarse la donación de la Casa Garcerán para la ciudad de Segorbe, un edificio que ha acabado convirtiéndose en un referente como contenedor cultural.
Y, como todo ser humano, Vicente tuvo sus pasiones, que sirvieron de bálsamo a la indudable presión que originaba una vida profesional y social tan agitada. Jugador de futbol, con una tranquilidad que desquiciaba, manejaba con precisión, desde el centro del campo y por y con la izquierda, los movimientos de un equipo que se movía a su brillante dictado, singularidad que posteriormente trasladaría al banquillo como entrenador. El frontón, también de izquierdas, plasmaba esa voluntad de defender y devolver toda bola que le llegaba, a veces con rotundidad otras con la maestría del engaño. La otra pasión eran sus palomos, la suelta y observación de sus vuelos remarcaban la serenidad de su carácter.
En todos estos ámbitos Vicente labró amigos, desde el respeto y la admiración compartida. Hoy la comarca del Alto Palancia está de luto, por la pérdida una de uno de sus referentes educativos, políticos y culturales. Hoy todos lamentamos la desaparición de una de las personas que más creyó en las bondades y oportunidades del proyecto en común de los pueblos palantinos. Hoy se ha ido un hombre bueno y comprometido con todos.
Vicente, que la tierra te sea leve, descansa en paz.
Instituto de Cultura del Alto Palancia
(Fotografías Ramón Abad Riquelme)